Mientras ella acababa el circulo perfecto de la O para terminar de escribir el nombre de nuestro hogar marítimo el no podía dejar de contemplar -no sin cierto miedo- la majestuosidad del velero.
El ,que de mares sabia lo mismo que de la reproducción del bogavante en cautividad, sentía un cosquilleo ante el gran reto que tenía por delante, si bien sabía que contaba con la mejor de las compañias en tamaño menester.
La verdad que el puñetero barco velero imponía; con un gran mástil, tan alto que se fundía con un cielo azul que solo transmite calma, unas velas blancas,limpias, con un suave ondear como queriéndome transmitir mas dosis de sosiego a mi maltrecho estómago.
Te quedas ahi como un perfecto gilipollas pensando en tu (nuestro) mundo mirando a un lado el barco, al otro el océano, al fondo AKAL pegando coletazos y pasándoselo de puta madre dando brincos en el mar como si todo le importara una mierda o menos y solo quisiera partir hacia el horizonte.Y te sientes pequeño o muy pequeño y el estómago que no sabe si sube o baja con una mezcla de nervios y ganas de salir a toda velocidad sin volver la vista atrás ,sin importarte nada ni nadie, sin pesadas cargas que llevar en este intrépido y ansiado viaje.
El INFINITO tiene por todos los lados cabos fuertes , anudados y firmes, como firme es nuestra idea de capitanear nuestro destino juntos hacia un destino incierto... pero sin duda estoy seguro que será agradable.
Ella me mira, mira hacia el infinito dirigiendo su mirada a una cola que se sumerge en el océano como saludando sabiéndose una parte importante del viaje ...y yo callado sin atreverme a articular una sola palabra deseando en silencio que mis pensamientos y los suyos coincidan y estén tan fuertes como los nudos de nuestra casa marinera ,pero al tiempo que se puedan soltar si es necesario.
Que permanezcan anudados si es necesario, pero no atados sin posibilidad de soltarse en caso de emergencia .
Como dice la canción :
Y el mundo ajeno a lo nuestro
Iba a su velocidad
Mientras que ella y yo anudados,
Nos prometimos el mar...
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