jueves, 10 de marzo de 2016

Viajando en tren




Hay ocasiones en las cuales intentamos escribir un libro de verdades, y acabamos leyendo mentiras y más mentiras. ¿Por qué? Quizá nos equivoquemos a la hora de escribirlo, con tensiones de por medio, con prejuicios, si lo lees varias veces, acabarás perdido, rodeado de tus propias mentiras.

Lo peor que alguien se puede preguntar es: ¿Por qué no me atreví?

Frente a sus ojos, de repente, había aparecido horas antes la estación del tren. No supo cómo sus pies le condijeron allí, ni cómo llegó a estar sentado en un vagón con destino incierto contemplando su rostro en el cristal frente a la oscuridad del ocaso del sol, ese tiempo indeterminado que no sabes si es de día o de noche. No pretendía llegar a ningún sitio: tan solo irse lejos, viajar, escapar. Quería seguir avanzando sin pensar en un destino concreto, sin tener que elegir algún destino conocido. De repente sintió un cansancio exagerado, arrugas  selladas bajo el silencio, con la complicidad de los ojos enmarcados en tortuosos pliegues, tristes, agotados, anhelando un descanso que no era capaz de asimilar.
No sabía el trayecto, ni tampoco le importaba. 

Solo quería escapar, huir hacia un destino más benévolo, huir hacia adelante. No se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único.
No importaba al destino, solo que el destino fuera diferente.
Cuando todo en tu vida va sobre ruedas, es fácil creer que las cosas pasan por una razón, es fácil tener fe. Pero cuando las cosas empiezan a ir mal es muy difícil mantener esa fe, cuesta no preguntarse por qué razón pasan esas cosas. Es como si un día te dieras cuenta  de que los cuentos no son exactamente como habías soñado, no tienen princesas de un rubia platino ni tetas bien puestas, pero tampoco dragones que escupen fuego y te queman el culo. El castillo puede que no sea un castillo y lo de ser felices para siempre resulta que no es tan importante, en realidad la felicidad es un invento del Paulo Cohelo o como cojones se escriba.

Y te entra el miedo.

Tienes miedo de ser el único de no conseguir la puta felicidad que todos a tu alrededor aparentan tener. Pero no es malo tener miedo, lo malo es dejar que el susodicho domine tu vida. Porque entonces no tendrás vida, sólo miedo. A todos nos gusta pensar que tenemos cierto control sobre nuestras vidas, y muchas veces nos engañamos a nosotros mismos pensando que estamos al mando. Pero entonces pasa algo que nos recuerda que el mundo funciona con sus propias reglas, y no con las nuestras. Que sólo estamos de paso.  Miedo de lo que podríamos no ser capaces de hacer. Miedo de lo que podrían pensar si lo intentamos. Dejamos que nuestros temores se apoderen de nuestras esperanzas. Decimos que no cuando queremos decir que si. Nos callamos cuando queremos gritar y gritamos con todos cuando deberíamos cerrar la boca. Enseña, contesta, cáete y sonríe. Nunca te calles esos comentarios que sabes que debes decir, por culpa de las consecuencias.
Miedo, miedo, miedo….a tomar por el culo el miedo. ¿Por qué? Después de todo solo vivimos una vez. No hay tiempo de tener miedo.. .Vive el presente que, el futuro, ya llegará

Y entonces piensas en tener suerte como plan “B”.

Pero no necesito suerte, no la quiero. Toda mi vida he tenido que luchar y eso me ha hecho fuerte. Me ha hecho quien soy. Peléate con el árbitro, cambia las reglas, haz trampas, no olvides tus heridas, pero juega... como si no hubiera un mañana. No se trata de ganar o perder sino de cómo juegas. La vida a parte de una incógnita es un sin fin de rarezas sorpresivas, a veces lo llamamos casualidades, otras coincidencias, otras suerte...

Sigo en el tren, se mueve lento pero avanza. Bien, de puta madre.

Sigo mareando mi pobre neurona, pensando ,anhelando. Necesito una dosis de vida, miles de gramos de adrenalina , algo que motive mis mente y cuerpo y los impulse a sonreír, gritar, saltar.. y todas esas cosas que desearía hacer y no hago. La vida es tan sumamente compleja que las manos no sirven para sujetarlo todo, unas veces se pierden cosas, otras se encuentran. Hay que elegir, decidir y renunciar y ¿por qué no?, equivocarse. Si no cometes errores significa que no intentas resolver los problemas verdaderamente difíciles
Paramos….unos viajeros suben, otros han llegado a su destino.

Yo aún no.....


Gente

Gente  que viene y .... bah Gente  que viene y .... se queda. Gente  que viene y .... no quiso quedarse. Gente  que viene y .... se not...