Casos así ,no solo son improbables ,si no que ocurren cada unos cuantos años luz, entonces el joio entrenador se da cuenta que existes y te busca con la mirada y te invita a ocupar el lugar que tu siempre creías merecer. Pero es efímero, fugaz, al fin y al cabo solo las circunstancias-de los demás- han posibilitado que eso ocurriera, no te lo has ganado tu, más bien ha sido demerito del prójimo.
Supongo que cada uno está donde se merece, aunque lo des todo e intentes hacer ver a los demás que estás presente y listo para lo que haga falta con un hombro dispuesto siempre para prestárselo raudo y veloz al que creamos que en ese momento lo necesita con urgencia pero –y eso, amiguitos es la puta realidad-al fin y al cabo lo que opinen los demás de nosotros no es asunto nuestro si les da la gana verlo o preferir al otro. Pero no importa seguimos allí sin movernos , esperando la oportunidad que dicen que se esconde detrás de alguna esquina-yo pensaba que en las esquinas estaban otras cosas, pero eso es otro tema-pase lo que pase, veamos lo que veamos, siempre dispuestos, sin reproches, sin excusas-haciéndonos pasar por el mejor vendedor de cupones del reino y hacer como que no ves nada- sin importar ser el último recurso.
Lo importante es que los demás no se den cuenta , hacerles creer que no te das cuenta, aún teniendo muy claro que eres una especie de 112 al que van a acudir a sabiendas que siempre queda esa opción. Y casi siempre te conformas con las migajas, pero otras te jode y te cuesta un triunfo no decirles a la jeta que no es eres tan ciego como aparentas y sabes cual es tu posición en este encuentro,que este partido es muy largo y la vida es como una montaña rusa que da más vueltas de las que uno se imagina y que despues de una larga subida la caida es importante y acojonante.
