viernes, 19 de agosto de 2011

Cachitos de lectura

Apreté los dientes, apreté los puños y recuerdo haber intentado aquel día, con esos mismos puños, apretarme el corazón.
Nada me sirvió. El dolor se había hundido de tal forma que era incapaz de extraerlo.
No era un dolor físico, era distinto, de los peores, de los que atacan al alma. De los dolores que te recuerdan, continuamente, que has perdido todo lo que le daba sentido a tu vida. De los que penetran hasta lo más hondo del tejido, de los intensos, crónicos; de los que se te quedan impregnados en la piel, de los que ya no se van por mucho que sonrías. De los que juegan con hacerte perder la conciencia, de los que te hacen mezclar incredulidad, rechazo, enojo y culpa.
Hasta aquel momento había conseguido evitarlo, había conseguido rodearlo, evadirlo, pensando en otras cosas o ni siquiera pensando. Pero allí, solo, en medio de aquel lago, supe que iba a derramarme.
Solo.
Dolor.
Ausencia.
.................

Hay relaciones especiales con personas y también hay relaciones con personas especiales. No hay diferencias, ambas te dejan huella, ambas te dejan un recuerdo para toda la vida. Y en cambio otras, normalmente las más cotidianas, las más reincidentes, se quedan allí abajo, en el poso de los recuerdos.
«Nunca te olvidaré», pensé en mi interior. Y ahora sé que, después de seis años, no la he olvidado.

De: El Bolígrafo de Gel Verde (libro altamente recomendable)

martes, 9 de agosto de 2011

Kit de supervivencia


Cada uno tenemos nuestra forma de sobrevivir... 

Tener la enorme suerte de contar con alguien con quien hablar al llegar a casa (a veces un perrito también cumple ese propósito si el fin es sólo ser escuchados),cantar en el coche a grito limpio, hasta vaciar los pulmones,como si fuera la final de un concurso televisivo al uso; algo tan aparentemente nimio como coleccionar soldaditos de plomo,hacer barcos de papel,currarte barcos minúsculos para meterlos dentro de una botella de vidrio, en definitiva,tener una afición que te evada de vez en cuando de lo cotidiano... o simplemente llorar y deprimirse, solo un poco y después levantarse de nuevo sacudiendo el polvo de los pantalones como si nada hubiera ocurrido.
Tal vez seguir luchando de forma competitiva, hacer algo por alguien desinteresadamente de vez en cuando, o algo estúpido e irresponsable quizás... Autoengañarse e imaginarse en una vida idealizada, o a lo mejor seguir adelante solo por orgullo y tozudez.
Cada uno tenemos nuestro bastón particular donde apoyarnos cuando las fuerzas amenazan con abandonarnos,en forma de personas, animales o cosas..o simplemente refugiandonos en nuestro interior.
Los libros aportan otro punto vital de apoyo, otro plus,meterte en la vida del personaje en cuestión, vivir sus aventuras-y desventuras-casi siempre con final feliz.olvidandote por un momento de quien eres y que pintas aqui.
Y luego llega la noche con los sueños a modo de limpieza imprescindible diaria, alejando nuestros malos pensamientos.
He descubierto que los sueños necesitan alimentarse de vida.
Duermes, para soñar, y sueñas para despertar...
Una pequeña y necesaria muerte diaria que te atrae a un mundo de rutinas, caminos y compromisos absurdos adquiridos como una estúpida deuda con la humanidad.
Cuando despiertas de la larga noche reparadora comprendes que los sueños sólo sirven para para mantenerme dormido. Tal vez tenga que fijar todo mi esfuerzo en el próximo sueño... del que volveré a despertar, sin duda alguna.
En cada pequeña muerte.... un guiño sin excusas a la vida.
Volveré a dormir. Volveré a soñar..la pregunta es...¿contigo?


Gente

Gente  que viene y .... bah Gente  que viene y .... se queda. Gente  que viene y .... no quiso quedarse. Gente  que viene y .... se not...