miércoles, 25 de septiembre de 2013

Harto


No echamos de menos a las personas que amamos,lo que echamos de menos es la parte de nuestra vida que nos robaron con premeditación y mala leche y se fué con ellas,que ya no va a existir sin ellas.
Un poco harto de toda esa gente que utiliza su amor/cariño  como arma , en ocasiones arrojadiza.
Harto de dar sin recibir,harto de estar harto.
Harto de mi cobardía sentimental, de ser incapaz de devolver aunque fuera una milésima del daño recibido...incapaz de odiar ni de sentir el mínimo resquemor por las pérdidas físicas y mentales sufridas en esta larga batalla..Corazón y cuerpo heridos sin posibilidad de cicatrizar, la armadura que yo creía impenetrable ,rota ,agujereada,desgarrada,quien sabe si con la posibilidad de algún parche más.
Metido en mi trinchera particular,refugiado en mi mismo una vez mas.
Agazapado y en silencio con mi "amante inoportuna,que se  llama soledad" (Sabina dixit) compañera inseparable y sanadora de heridas a lametazos o a hostias según lo que necesite, fiel y leal en los momento jodidos.Aquí estamos ella y yo,recomponiendo un poquito este maltrecho cuerpo.
Toca recomponer-recomponerse-la batalla continúa incansable sin atisbos de un final -feliz o infeliz- que mas dá. No habrá vencedores pero si vencidos.

Jodida conciencia...junto con la memoria  nos trae malos recuerdos, de tiempos mejores y perdidos, nos recuerda los errores cometidos, las pérdidas que conllevan dichos errores las arrastraremos siempre, nos recuerda que no hemos perdido la humanidad, y que guardamos sentimientos, los caminos se vuelven a cruzar, y  lo que hoy es negro mañana se torna gris, y quien sabe si se volverá blanco...esperanza... vida no hay más que una y que yo sepa no dan más.
Puta felicidad enredada en un silencio desconcertante.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Viva el orden y la ley.

—¡Mierda! uno nunca acaba de acostumbrarse a la escena del crimen—dijo el comisario.
Una rubia de bote con labios siliconados y expresión muerta tiempo atrás a golpe de bisturí yacía inerte bajos sus pies. Un olor a almizcle, sangre y odio escaló súbitamente por sus fosas nasales.
—Pobre infeliz, la amaba de verdad. Ella no podía divorciarse y huir con toda la pasta, “separación de bienes” creo que lo llaman.
Se habían casado hacía apenas dos años enamorados hasta las trancas, pero la relación giró hacia un profundo y oscuro abismo y ella acabó odiándole con todas sus fuerzas. Se dedicó en cuerpo y alma (mas bien en cuerpo) a putearle de las maneras más hirientes posibles. Durante unas vacaciones en el Caribe se acostó con toda la plantilla masculina —y quién sabe si femenina— del hotel: desde el negro que le subió las maletas, al guardia de seguridad.
—Sinceramente, no me sorprende lo más mínimo que la matara.
—No la ha matado. —discrepó el forense, arrodillado junto a ella— El tiro no es mortal. Ha perdido mucha sangre, está inconsciente, pero probablemente se recuperará del todo sin apenas secuelas visibles.
—Bueno, —dijo el comisario mientras se colocaba un guante de goma y sacaba con cuidado la pistola de la bolsa de pruebas.
—Para eso están las fuerzas de orden público, para ayudar al buen ciudadano —asintió el forense.


Gente

Gente  que viene y .... bah Gente  que viene y .... se queda. Gente  que viene y .... no quiso quedarse. Gente  que viene y .... se not...